Sinopsis:
El Trastorno Negativista Desafiante se desarrolla entre los 4 y los 8 años de edad, y se evidencia por medio de un patrón de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil dirigido hacia las figuras de autoridad (padres, maestros, tutores). Este trastorno prevalece en la población entre el 2 y 16%.
Ser el padre o tutor de un niño desafiante es un reto porque más que paciencia se necesita conocimiento para poder entender las situaciones por las que el niño atraviesa en su “rebeldía”.
Diversos autores a través del tiempo han considerado que trabajar un modelo conductual basado en el trabajo de contingencias, refuerzos y castigo no suelen aportar resultados demasiados positivos para trabajar con estos niños.
A mi criterio la terapia de juego de Virginia Axline es muy eficaz para trabajar este tipo de conductas de un niño, claro cada niño es un mundo, por lo tanto el tipo de terapia y corriente psicológica para abordar la terapia puede ser diferente ya que esta última se adecua a las necesidades del paciente.
A pesar de que la terapia conductual a mi parecer no es la más efectiva sé muy bien que los padres de familia y también los educadores no saben aplicar la terapia de juego, por lo que explicare desde el punto de vista de la psicología conductual que hacer como padre o educador ante un niño con trastorno negativista desafiante.
Desarrollo:
Para que un programa para mejorar la conducta de un niño funcione es necesario establecer límites y normas muy precisos. Es importante llevar de forma adecuada el uso del castigo y del reforzamiento. Por lo que es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos en el programa de reforzamiento de la conducta del niño:
• Toda conducta indeseable que el niño manifieste debe de tener una consecuencia inmediata.
• Atender las conductas positivas que el niño exprese para brindar un refuerzo inmediato.
• No esperar a que el niño repita una mala conducta para responder de la manera correcta.
• Las consecuencias de las conductas indeseables deben de ser específicas.
• El premio como el castigo deben de dirigirse a una conducta específica.
• El castigo debe ser proporcional a la infracción, no al grado de impaciencia o frustración que haya generado en los padres.
• Independientemente del entorno, la consecuencia debe ser la misma.
• Si una conducta es intolerable, siempre se tendrá que ver así, no se puede tolerar un día sí y otro no. De lo contrario esta acción confunde al niño.
• Padre y madre deben de coordinarse para no dar una respuesta diferente a las conductas del niño.
• Es mejor construir un programa de incentivos antes de utilizar los castigos.
• Planificar previamente la actuación ante posibles malas conductas.
• No atribuir culpas ni culpar al niño por sus actitudes.
Es importante tener en cuenta que si el niño presenta comportamientos negativistas, y los mismos comportamientos aportan graves consecuencias para su desarrollo, es necesario que se consulte a un especialista para que evalúe y determine un plan de tratamiento de esta conducta.
Por último, es importante sabe que el Trastorno Negativista Desafiante como en otros trastornos la intervención temprana trae consigo un mejor pronóstico.