Diferenciación entre el miedo y la fobia

Los conceptos de miedo y la fobia suelen emplearse con cierta frecuencia en la literatura científica para significar un mismo fenómeno. Sin embargo existen algunos aspectos que nos conducen a la necesidad de establecer cierta distinción entre ambos. Algunas de las características que se han señalado para diferenciar los miedos de las fobias se tratan de conceptos extremadamente cercanos y difíciles de separar en muchas condiciones. La diferencia entre el miedo y la fobia es esencialmente de tipo cuantitativo. El miedo puede consistir en una respuesta normal, razonable y apropiada ante un peligro potencial.

Diferenciación entre el miedo y la fobia

La fobia, en cambio, puede definirse como un miedo extremo, y por tanto implica una consideración clínica del miedo. Una caracterización más precisa de las fobias, asumida internacionalmente, es la ya clásica conceptuación establecida por Marks en el año 1969. Según este autor, las fobias son miedos que reúnen las siguientes características:

  1. Son miedos intensos y desproporcionados con respecto al peligro real de la situación; durante edades no infantiles la persona suele ser consciente de que el miedo es excesivo. Por ejemplo, una reacción de terror a viajar en avión, en un vuelo normal, es una respuesta desproporcionada.
  2. Las reacciones de miedo son irracionales (no pueden ser explicadas ni razonadas). Los argumentos lógicos suelen ser irrelevantes (p.ej., el hecho de explicar al individuo el carácter inocuo de la situación no suele ser efectivo para reducir el miedo). En edades no infantiles, la persona suele ser consciente de que las respuestas de miedo son irracionales.
  3. Las respuestas de miedo no pueden ser controladas voluntariamente. Los esfuerzos de la persona para vencer el miedo suelen ser inefectivos.
  4. El miedo conduce a la evitación de la situación temida. Esta es una característica típica de las fobias. La persona evita la situación amenazante o escapa si inesperadamente se encuentra ante ella. En ocasiones se tolera la situación pero experimentando un elevado nivel de miedo y malestar.

Un aspecto importante que debemos resaltar es que, si bien la conceptuación establecida por Marks delimita muy bien las propiedades esenciales de las fobias, no tiene en consideración la posibilidad de que las reacciones de miedo pueden formar parte del desarrollo normal del individuo, ya que los miedos que son transitorios y están vinculados a la edad no deberían ser considerados como fobias.

Por otro lado, en el año 1974 Miller explicó que una fobia es una forma especial de miedo que implica las siguientes condiciones:

  1. No guarda proporción con el peligro real de la situación.
  2. No puede ser explicado ni razonado.
  3. Está fuera del control voluntario.
  4. Lleva a evitar la situación temida.
  5. Persiste más allá de un periodo prolongado de tiempo.
  6. El miedo es desadaptativo.
  7. No se asocia a una edad o etapa específica del desarrollo.

Como puede apreciarse, las cuatro primeras características coinciden con las propuestas por Marks. No obstante, la caracterización de Miller, al poner énfasis en la naturaleza transitoria de los miedos y en su curso evolutivo, se convierte probablemente en la definición más aceptada de la fobia dentro del ámbito de la infancia y adolescencia.

Las fobias son aquellos miedos que tienen una duración mínima de dos años o una intensidad que perturba la actividad cotidiana del niño. Puesto que el criterio de los dos años no tiene en cuenta la intensidad de malestar experimentado por el niño durante dicho periodo, estos autores indican que tal vez el criterio más significativo para definir un miedo como fobia vendría dado por el malestar personal (sufrimiento) y la interferencia en la vida cotidiana del niño o adolescente.

Aparte de estas consideraciones conceptuales, una interpretación clínica de las fobias, basada por ejemplo en los criterios de diagnóstico que se establecen en el DSM-IV, supone la asunción de los siguientes 7 criterios:

(a) miedo excesivo o irracional persistente
(b) respuesta asociada inmediata de miedo tras la exposición al estímulo fóbico (puede consistir en una reacción de pánico)
(c) conciencia subjetiva de que el miedo es excesivo o irracional (excepto en los niños)
(d) conducta de evitación o tolerancia con sufrimiento
(e) nivel significativo de interferencia o malestar
(f) duración de los síntomas no menor de 6 meses (excepto en menores de 18 años)
(g) las respuestas de miedo no deben explicarse mejor por otros trastornos psicológicos.

Referencia: aula abierta ”miedos en la infancia y la adolescencia” Universidad Nacional de Educación a Distancia Madrid, 2003. Pág 23.