El caso de Wendy una adolescente con anorexia

Adolescente con anorexia: Wendy tenía 16 años cuando sus padres insistieron en que debía visitar al pediatra de la familia debido a la severa pérdida de peso que había experimentado. Wendy medía un metro sesenta y cinco centímetros y pesaba 36 kilogramos. Había estado a dieta durante los pasados dos años debido a que, cuando pesada 50 kilos, pensaba que estaba demasiado gorda.

Empezó a menstruar a los 13 años, pero ya no había tenido ningún periodo menstrual desde hacía año y medio. Indicó que eso no le inquietaba, pero que estaba extremadamente preocupada porque aún estaba demasiado gorda.

Durante el curso de los esfuerzos de dieta de los dos años anteriores, Wendy se volvió cada vez más estricta acerca de la forma en la que debía comer y cada comida terminaba en una batalla con sus padres acerca de la cantidad de comida que ingería. Normalmente, su consumo diario de alimentos consistía en un huevo, una pequeña porción de pan, una zanahoria y un poco de agua o refresco de dieta. A medida que adelgazaba, se ocupaba cada vez más de planear la forma en que iba comer cada día y de la forma en que evitaría situaciones en las que tuviera que estar sometida a presión para comer más de lo que ya tenía considerado. Wendy había comenzado un programa de ejercicio en esa época, cuya rutina diaria, realizada de manera ordenada, cada vez era más larga y más extenuante.

Wendy siempre nadaba un cierto número de vueltas cuatro veces al día. Durante el verano nadaba en el exterior incluso si llovía o relampagueaba. Con el tiempo, aun cuando se sentía exhausta, agregó unas sesiones de ejercicio extra en las noches sin que sus padres lo supieran, brincando desde el segundo piso de su habitación para salir a nadar.

Wendy se sentía extremadamente hambrienta, cansada e irritable la mayor parte del tiempo. También estaba preocupada por pensamientos de alimentos y por la forma en que se veía. Su peso continuó cayendo y su aprovechamiento en clase se vio afectado. Dejó de interactuar con algunas amigas con las que se llevaba en la escuela y comenzó a aislarse del resto las personas.

A pesar los esfuerzos de sus padres y de su pediatra, Wendy se rehusó a abandonar su dieta. Indicó que se sentía muy bien acerca de sí misma y que podría controlar las urgencias de su cuerpo de manera que podía evitar comer cuando tenía hambre y cumplir con su rutina de ejercicios a pesar de que se sentía sumamente cansada. Finalmente, Wendy fue hospitalizada para ser sometida a tratamiento, a pesar de sus fuertes objeciones. Su peso en el momento la hospitalización era de 31 kilos.

Adolescente con anorexia

Aunque el patrón de Wendy de combinar el consumo calórico bajo y una gran cantidad de ejercicio es normal entre las mujeres y las jóvenes con anorexia, el reducido número de hombres con este diagnóstico parece depender principalmente en que utilizan el ejercicio excesivo como estrategia para la pérdida y control de peso. En los años recientes, se han reconocido cada vez más los trastornos de la conducta alimentaria entre los hombres, aunque mucho menos frecuentes que en las mujeres, son lo suficientemente grandes como para merecer mayor atención e investigación clínica.