Psicopatología de la obesidad

La obesidad trae consigo conductas patológicas que pueden volverse habituales. Comer en exceso también está ligado a factores ambientales que pueden contribuir a que éstas conductas patológicas se mantengan, así como la accesibilidad a comidas apetitosas fáciles de preparar, hábitos alimenticios desordenados, desconocimiento acerca de la nutrición apropiada, costumbre de comer en situaciones sociales a las que se asiste con frecuencia, comer mientras se hace algo placentero (ver televisión) o algo que provoque tensión (estudio), junto con otros factores que se pueden encontrar asociados al comer excesivo y compulsivo (ansioso).

En ocasiones una persona come en forma excesiva como medio de reducir la ansiedad y la tensión, pero también la conducta de comer puede estar condicionada a sentimientos placenteros, de bienestar, seguridad y apoyo. En un caso clínico, una paciente recordaba que sus castigos de niña eran “quedarse sin comer”, mientras que por otro lado, sus padres expresaban su satisfacción por algo “bueno” que ella hacía, regalándole golosinas o llevándola a comer a restaurantes.

En otro caso, la paciente refirió que durante su infancia, cuando pasaba por momentos difíciles, sus padres la consolaban regalándole caramelos y chocolates. Ella recordaba varias situaciones en la que los padres repararon alguna “injusticia” haciéndole comidas ricas.

Factores asociados a la Obesidad

Una persona con obesidad tiene tantas situaciones que le impiden hacer muchas cosas. Por ejemplo: una persona obesa tiene  temores sexuales y cuando pueda darse la situación del acto sexual tienden a tener un rechazo o una negación del atractivo físico como mecanismo de evitación. Cuando esto sucede, la mayoría de personas obesas se “despreocupan” por el estado físico y la apariencia, creyendo que ellos no nacieron para el acto sexual, lo que afecta en gran medida su estima.

Frecuentemente tienen preocupaciones en relación con no saber cómo “actuar”, hacer el ridículo o ser rechazado por los demás. Cada posibilidad de interacción amorosa o sexual es como una prueba de su masculinidad o femineidad.

En algunos casos me he topado con una situación en la que los padres niegan la sexualidad de una hija y en la práctica la “hacen gorda” como una forma de “protegerla” de los males que acarrea el atractivo físico. También se encuentra la idea de que “a los hombres sólo les interesa el sexo y nunca se puede saber si la van a querer a una”.

Otro factor asociado a la obesidad en especial en mujeres, son sentimientos de resentimiento u hostilidad contra el esposo o la pareja, debido a incidentes que la paciente califica como actos de terrible desconsideración. Algunas mujeres saben muy bien que una de las cosas que más irrita a su pareja es su “gordura”, y con frecuencia se puede llegar a reconocer un sentimiento de “dulce venganza” por todo lo que él le ha hecho. Actos de infidelidad o abandono durante el parto, son ejemplos de resentimiento.

Por último, existen casos en el que las mujeres se sienten muy mal al escuchar de su pareja decir “eres una gorda” lo que provoca un acto compulsivo de comer seguido de autoinducción voluntaria de vómito, para “no aumentar de peso”.

Referencia: Castañedo, Celedonio. “Seis enfoques terapéuticos” Terapia conductual. 2da. Edición. Manual Moderno. México. 2008. Págs. 452.