Cuando amar da miedo

Amar es una palabra difícil de explicar. Quizás sea porque cada vez que nos topamos con esta palabra llamada “amor” recordamos que algo salió mal en alguna etapa de nuestra vida.

Pam 36 años

De niña crecí en un hogar tenso e infeliz. Mi padre había abandona a mi madre antes que naciera y mi madre se convirtió en lo que conocemos como “madre soltera”.

Desde niña fue muy aplicada en la escuela con tal de no decepcionar a mi madre ya que ella trabajaba muy duro como secretaria para mantenernos. Pero también me parecía que sentía vergüenza de ser madre soltera.

Cuando era adolescente mis amigas hacían pijamadas y me invitaban. Pero mi madre siempre estuvo en desacuerdo con este tipo de actividades. Seguramente es porque sabía que tarde o temprano ellas llegarían a casa para quedarse y nuestro hogar no es tan acogedor, mucho menos hospitalario. En verdad, éramos muy pobres.

Pasaron los años y los chicos me de la secundaria me llegaban a dejar a casa. Pero un día mí madre los vio y les prohibió que salieran conmigo, ella decía que yo no tenía tiempo para “novios” y que debía dedicarme a estudiar. Confiaba en mi madre y todo lo que ella decía, por lo mismo le creía así que no tuve novios durante la secundaria.

Crecí en un ambiente frio, en donde no había cariño. Mi madre llegaba rendida del trabajo y lo único que quería era dormir. Muchas veces intente hablar con ella de cómo me sentía pero siempre que le intentaba decir algo, me contrarrestaba y decía que era muy ingenua.

Luego ya no tenía ni la confianza de decirle algo a mama. Y fue entonces cuando sentí que había algo mal dentro de mí. Sentí que no era digna del cariño de alguien. En realidad era una mujer muy agraciada y aunque no tenía dinero, sabía vestirme bien. Todo marchaba bien en los estudios pero aún así, dentro de mí, en lo profundo, por las noches cuando estaba sola, me sentía un fraude.

Cuando estaba fuera aparentaba ser feliz. Pero cuando llegaba a casa me sentía muy sola, pero me dolía más sentir que no era digna de recibir cariño. Decenas de chicos me invitaban a salir, a comer, me daban regalos, pero nunca recibí nada de nadie porque sentí que no era digna de recibir cariño.

Personalmente me parecía que la vida de los demás era perfecta. Todos tenían a papa y mama, tenían una vida económica estable y parecían muy felices. Pero mi caso era todo lo contrario. En ocasiones, el dinero que mama ganaba del trabajo no alcanzaba para cubrir los gastos del mes, mama se ponía muy tensa por eso. En verdad, sentía que no merecía cariño porque hasta mi papa me abandono, era de escasos recursos y con decenas de defectos.

Supongo que el hecho de crecer sin padre empeoro las cosas porque no me podía relacionar bien con los chicos. Mi madre un día me dijo que cuando ella amo a mi padre, mi padre la abandono. Por eso, el hecho de amar me daba miedo porque sentía que alejaba más a los chicos que me gustaban por el hecho de amarlos.

Mi madre decía que los hombres eran peligrosos, egoístas, y que no había que confiar en ellos porque solamente buscan sexo y luego de tenerlo se van tras otra chica. Así son los hombres.

El caso de Pam

Así como en el caso de Pam seguramente muchas mujeres han cerrado no solo su mente sino su corazón al amor. Muchas mujeres tienen miedo de intentar una relación porque tienen miedo a ser abandonadas, porque tienen miedo de intentarlo una vez más, porque tienen miedo de ser agredidas, porque tienen miedo de ser burladas, porque tienen miedo a convertirse solamente en un objeto sexual, porque tienen miedo de no ser correspondidas.

¿Por qué las mujeres tienen miedo a amar?

En verdad no tengo una respuesta única para esta pregunta. Sucede que cada caso es diferente y así como en el caso de Pam existen mujeres que han sido “condicionadas y/o manipuladas” por padre, madre u otro familiar cercano a ellas y que influyen en sus decisiones personales.

Existen otros casos en el que las mujeres tienen miedo a amar por experiencias que han vivido y solamente les ha dejado una huella que duele. Por lo mismo, volver a intentarlo es sumamente difícil.