Mujeres adictas a un hombre

Una mujer adicta a un hombre es alguien que no puede dejar a su pareja aunque quisiera, por alguna razón el apego se volvió patológico que luego de formarse, se vuelve difícil dejarse.

Un ejemplo de apego patológico podría ser que usted tenga una bicicleta y le gusta muchísimo montar en ella. De hecho, diariamente sale por las tardes a dar un paseo delicioso dando una gran vuelta por todo el parque. Pero un día, usted es asaltado y le arrebatan su bicicleta. Si acepta este hecho, reemplaza la bicicleta por otra, o cambia de actividad, y en vez de montar en bicicleta se mete en clases de natación, o juega tenis por ejemplo, entonces no tenía algún tipo de apego a la bicicleta. Pero si sientes morir y niegas aceptar la pérdida de la bicicleta y a reemplazarla, entonces esto sí es apego patológico.

¿Por qué sucede el apego patológico?

En realidad existen muchas respuestas para esta pregunta, pero explicare solo una y es que cuando se lleva la fase de “enamoramiento” en la relación. Se depende exclusivamente del otro y en caso de que éste no esté, entonces nuestra vida carece de sentido (sin mi bicicleta no puedo vivir = apego patológico)

Para poder liberarte de un tipo de apego patológico, es necesario equilibrar el efecto negativo de este apego, por lo mismo es necesario disponer de otras fuentes de felicidad. No se trata de renunciar a la bicicleta, se trata de aceptar que ya no está con nosotros y cultivar otros hábitos que en caso de que uno de ellos no se pueda dar, se dé el otro.

Una mujer enamorada entrega toda su energía y tiempo al otro, en ocasiones el mundo desaparece para centrarse solamente en su pareja, es así como se desarrolla un apego patológico que luego es difícil dejar.

El apego patológico viene asociado al temor de perderlo, por eso las llamadas y menajes de texto son recurrentes porque se piensa que sin él ya no sabríamos qué hacer y cómo seguir viviendo.

Es decir, que el apego patológico tiene su origen en el miedo de perder al otro. Por lo mismo es necesario conocer exactamente este mido para luego enfrentar este fantasma. La única forma conocida de acabar con el miedo, es enfrentándose a él. Si le tiene miedo a los ascensores, no sirve de nada que suba siempre las escaleras para evitar la ansiedad de montarse en ellos. Lo único que funciona es meterse a un ascensor, a pesar de que sienta que va a morir y que su organismo presente respuestas fisiológicas como taquicardia, sudoración, sensación de mareo, o respuestas cognitivas tales como la creencia de que se está muriendo, pero que a pesar de todo, estas reacciones tienen un tope máximo, y al llegar a éste, la emoción se va agotando, y sin darse cuenta ya ha llegado a su destino. Sólo enfrentando el miedo se vence el miedo. La ansiedad no es más que el miedo a tener miedo.

Para llegar a la raíz del temor es necesario perder definitivamente a ese otro ser, voy a emplear una técnica del doctor Aarón Beck, llamada la flecha que baja, y la voy a ejemplificar, para que aprenda a mirar el resultado anticipado que hacemos de pensamientos automáticos y con ello pueda llegar al origen de sus miedos.

Se realiza identificando el pensamiento automático,  o lo que pasa por su mente cuando se hace usted mismo la pregunta:

¿Qué pasaría si me separara afectivamente de mi amado?

Una vez dada la primera respuesta, se pregunta: si es así, ¿entonces qué? Ya cada nueva respuesta le vuelve a efectuar nuevamente la misma pregunta: si es así ¿entonces qué? Notará al hacerlo no habías cuestionado tanto acerca de algo, ni habías profundizado realmente en esos temores, hasta el momento en que llegas a la raíz de sus miedos.

La raíz del miedo depende de cada ser humano en particular y es necesario que cada quien descubra la suya para poder actuar sobre ella. A continuación dejare algunos ejemplos con diferentes raíces.

Ejemplo 1:

¿Qué pasa si termina su relación con Paul?
Que Paul no lo toleraría.
¿Si es así, entonces qué?
Se pondría agresivo conmigo.
¿Si es así, entonces qué?
Yo podría no ceder más ante su agresión y responder también en forma agresiva.
¿Si es así, entonces qué?
¡Plum!, una gran explosión.
¿Si es así, entonces qué?
Ya querrá hasta acabar con la sociedad que tenemos.
¿Si es así, entonces qué?
Se acabará la fábrica.
¿Si es así, entonces qué?
Repartirá todo y a mí me dará unas máquinas.
¿Si es así, entonces qué?
Con esas máquinas solas yo no hago nada.
¿Si es así, entonces qué?
Nos veremos muy mal económicamente.

Este es un claro ejemplo de una dependencia hacia el otro, pero más bien económica. Porque no importa tanto discutir con Paul, sino que importa más que al final de todo ella se verá muy  mal económicamente.

Ejemplo 2:

¿Qué pasa si termina su relación con Carlos?
Separarme de Carlos sería una locura.
¿Si es así, entonces qué?
Él sufriría muchísimo al igual que mis hijos.
¿Si es así, entonces qué?
Todo el mundo se me vendría encima.
¿Si es así, entonces qué?
No soportaría el rechazo de todos.
¿Si es así, entonces qué?
Perdería de pronto a mis hijos o él se suicidaría.
¿Si es así, entonces qué?
No me lo perdonaría jamás.
¿Si es así, entonces qué?
No podría nunca ser feliz de nuevo.
¿Si es así, entonces qué?
Viviría deprimida y sola.

Ejemplo 3:

¿Qué pasa si termina su relación con Andrés?
Me quedaría del todo sola.
¿Si es así, entonces qué?
Me deprimiría y me encerraría en mí mismo.
¿Si es así, entonces qué?
Estaría igual que en la otra separación.
¿Si es así, entonces qué?
Es horrible sentirse así.
¿Si es así, entonces qué?
Sufriría muchísimo.
¿Si es así, entonces qué?
Enloquecería.

El miedo a desenamorarse puede llegar a ser como en los ejemplos: el temor a perder la seguridad económica, a deprimirse o a enloquecer, a quedarse solo, a no volver a conseguir a otro, a no volver a ser feliz, a no volver a sentir lo mismo, a ser castigada y otras “razones” que se forman en la mente.

Lo importante de esta técnica es llegar al origen de nuestros miedos para actuar sobre ellos. A pesar de que duela, porque duele mucho, debemos tener valentía para soportar de una buena vez un buen sufrimiento, y no morir poco a poco.

Si tu temor es quedarte sola, no le tenga miedo a la soledad. Muchas mujeres viven con la angustia de perder a su pareja, esto hace que el apego patológico sea más fuerte cada vez.

Una mujer enamorada tiene la falsa creencia de que existe una sola y única bicicleta en el mundo, y esto es un error. La cultura nos ha enseñado que el primer amor nunca se olvida.

¿Quieres saber porque no puedes dejarlo?

Entonces utiliza esta técnica del doctor Aarón Beck que he dejado en tres ejemplos anteriores, con eso sabrás porque eres adicta a él.

Claro que para liberarte de este tipo de apego patológico es necesario de un proceso terapéutico, quizás sean solamente 6 meses o quizás 2-3 años de terapia pero seguramente esto te ayudara a liberarte de este apego patológico.

Referencia: Chiquinquirá Blandón M. “Manual para desenamorarse” Editorial Colina. Medellín, Colombia. 1999. Pág. 133