La terapia filial es una terapia de juego en la que el terapeuta hace participar a los padres como los agentes principales del cambio de su propia familia. Esto se logra por medio del entrenamiento y supervisión de los padres mientras conducen sesiones especiales de juego no directivo con cada uno de sus hijos.
Una vez que los padres adquieren competencia y confianza para dirigir los momentos especiales de juego, pasan al ambiente del hogar mientras que el terapeuta sigue monitoreando el progreso.
Antes de darles el alta, el terapeuta ayuda a los padres a generalizar a la vida cotidiana las habilidades empleadas durante las sesiones de juego.
Algunas familias siguen realizando las sesiones especiales de juego mucho después de que ha terminado la terapia por el sencillo hecho de que las disfrutan y les ayudan a fortalecer sus relaciones e impedir el desarrollo de futuros problemas.
La terapia filial suele ser una intervención de un plazo relativamente corto que en muchas familias requiere entre 10 y 20 sesiones. Puede emplearse como prevención primaria para fortalecer los vínculos familiares, como medio de compensar problemas potenciales de familias en riesgo y como una forma completa de terapia para familias que experimentan problemas que van de leves a graves.
¿Qué es la terapia filial?
La terapia filial es un enfoque teóricamente integrador que se inspira en los antecedentes o las contribuciones de las orientaciones humanistas, psicodinámicas, conductuales, interpersonales, cognitivas, de sistemas familiares, de la teoría del desarrollo del apego y de la psicología comunitaria.
A nivel conceptual, el desarrollo de la terapia filial se adelantó mucho a su época. Se ajusta mucho mejor al clima actual de intervenciones familiares y comunitarias, de terapias expresivas y de la terapia de juego. Algunos de los primeros en adoptarla plenamente fueron los terapeutas de juego, pero cada vez es mayor el interés profesional de terapeutas familiares, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, consejeros y educadores.
¿En qué consiste la terapia filial?
En esencia, la terapia filial es una intervención psicoeducativa. En un modelo psicoeducativo el terapeuta piensa más como educador. La intervención consiste en identificar el conocimiento y las habilidades que podrían ser de utilidad para el paciente, enseñar ese conocimiento y esas habilidades y ayudar a la persona o familia a adaptarlas y emplearlas en su propia vida. De esta manera se abordan los problemas psicológicos, emocionales, conductuales, sociales y del desarrollo.
La terapia filial es un enfoque orientado al proceso, lo cual significa que los terapeutas esperan que si crean un ambiente empático, de aceptación y enfocado en el paciente, éste resolverá muchos de sus problemas. Aunque la terapia filial está diseñada para alcanzar varias metas del niño, los padres y de la familia, esto se logra mediante el fortalecimiento de las relaciones familiares. Es a través de este proceso que las metas son alcanzadas, por lo que los terapeutas se concentran más en la formación de la relación mediante el uso del juego que en metas específicas.
Los terapeutas que utilizan la terapia filial involucran a los padres como verdaderos compañeros en el proceso. Los terapeutas aprenden a valorar la información y las ideas que los padres aportan al proceso, ya que éstos son en verdad los mejores expertos del mundo en sus propios hijos.
Es posible que no hayan tratado bien a sus hijos, sus relaciones pueden ser conflictivas y dañadas, sus habilidades de crianza quizá sean muy de eficientes, pero aun así conocen a sus hijos y saben qué esperar de ellos mucho mejor de lo que podrá saber cualquier terapeuta.
Los clínicos que utilizan la terapia filial también aprecian el valor y uso del poder del juego en la formación de un apego sano, el fortalecimiento de las relaciones y la solución de problemas individuales y familiares.
Referencia: Charles E. Schaefer. “Fundamentos de terapia de juego”. 2a edición.: Editorial El Manual Moderno, — México. 2012. Pág. 156. tr. por María Elena Ortiz Salinas.