El Budismo Zen aplicado a la Psicoterapia Gestalt

La meditación del Budismo Zen ayuda a la persona a concebirse como parte de un proceso de cambio interminable y a desligarla de la imagen que tiene de sí misma.

Una de las fuentes filosóficas de las que se alimenta la Psicoterapia Gestalt es el budismo. Asi, Fritz Perls para el desarrollo y fundamentación de su Psicoterapia Gestalt tomo algunos principios básicos del Budismo Zen.

Las doctrinas budistas parten de la leyenda relativa a su fundador, el príncipe Siddharta Gautama o Buddha, es decir, “El iluminado”. La existencia de Buddha se remonta al siglo VI a. de C. La religión budista se propagó en el este y el sur de la India, en Ceilán, en Birmania y Siam.

La meditación del Budismo Zen ayuda a la persona a concebirse como parte de un proceso de cambio interminable y a desligarla de la imagen que tiene de sí misma. El Budismo Zen puede ayudar a cualquier persona que tenga la necesidad de conocerse más profundamente o que se siente insatisfecha del tren de vida materialista y egoísta que predomina en las sociedades occidentales.

Budismo Zen

El Budismo Zen enseña a desarrollar un conocimiento directo de la realidad mediante la intuición y para ello se utilizan tres técnicas básicas:

  1. La aceptación de la realidad,
  2. La meditación y
  3. La solución de acertijos y adivinanzas concebidas para rebasar los límites del intelecto.

A continuación se describirá cada una de estas técnicas:

  1. La aceptación de la realidad

El objetivo básico es aplicar el principio budista de “atención diligente” a cada momento vivido, lo que implica estar plenamente consciente de los actos propios y dedicarse de lleno a cada actividad emprendida en vez de desear estar en otra situación, es decir, eliminar del pensamiento frases como me gustaría, si yo pudiera, hubiera, etc.

La dificultad de esta meta reside en vencer el impulso de aferrarse a las ilusiones y los deseos más preciados, aun cuando éstos provoquen ira, frustración y desencanto.

El Budismo Zen, así como la Gestalt, enseña que si consideramos los sentimientos negativos como lo que son, si los aceptamos como sufrimientos inevitables, podemos dominar el aspecto voluntarioso y exigente de nuestra personalidad.

En este estado la felicidad y la buena suerte se acogen con gratitud cuando llegan, pero la persona no se obstina en conservarlas porque sabe que, como todo lo demás, son alegrías pasajeras.

  1. La meditación

Esta actividad se denomina Za Zen (significa meditación sedente) y es un medio especial de aceptación de la realidad. El alumno debe sentarse sobre cojines con las piernas cruzadas, la espalda recta, la cabeza erguida y el peso corporal distribuido uniformemente entre los glúteos y las rodillas.

El Za Zen suele agotar física y mentalmente: mantener la misma postura durante periodos largos llega a causar dolor y meditar obliga a la persona a concentrarse en sus remordimientos y en ideas desagradables. Con la práctica se aprende a dejar que los pensamientos fluyan sin reflexionar en ellos hasta que se alcanza un estado de consciencia desprovisto de juicios de valor.

  1. La solución de acertijos y adivinanzas

Los preceptores budistas conocen muchas historias, parábolas, enigmas y paradojas, cuya intención es hacer que los alumnos prescindan de la meditación y busquen nuevos modos de pensar. Por ejemplo, una historia habla de dos monjes que miraban ondear una bandera y discutían al respecto.

Uno de ellos afirma que “la bandera se está moviendo” y el otro insiste en que “lo que se mueve es el viento”. Un maestro que por allí pasaba les dice: “Son sus mentes lo que se está moviendo”. Los preceptores aseguran que ni siquiera esta última respuesta es la definitiva o verdadera.

También se plantean acertijos que no pueden entenderse ni descifrarse por medio de la razón. He aquí dos ejemplos: “¿cuál es el sonido de una mano al aplaudir?” y “¿dime cómo era tu rostro antes de que nacieras?” El propósito es oponer al intelecto una barrera que el pensamiento lógico no puede penetrar, es decir, se pretende lograr que la persona descubra que la respuesta es no responder a la pregunta.

Algunos postulados del budismo ofrecen interés filosófico, como lo son la doctrina de la mutabilidad universal, la negación de que exista el alma como ente particular y el reconocimiento de que no existen sino estados de consciencia en relevo permanente. Esto es el continuo de consciencia del que nos habla Fritz Perls en su Psicoterapia Gestalt.

Referencia: Salama, Héctor “GESTALT de persona a persona” Cuarta Edición. Alfaomega Grupo Editor, S.A. de C.V., México. 2008. Pág. 40